16 de agosto de 2011

Ourense, Bolsa del Jamón

El 'Consejo Económico Sindical' de Ourense afirmaba en 1962 lo siguiente:

"Si grande es la importancia de la ganadería en todas sus facetas para la provincia de Orense (...) hemos de destacar la industria del jamón. En varias ocasiones hemos aludido a la importancia financiera que para Orense tiene la Bolsa del Jamón. Desde tiempo inmemorial fue nuestra capital la sede del comercio Regional jamonero, y fue Dacón la mayor defensa de jamones, quizá de todo el norte de España.

Un texto que alude a dos temas que merecen aclaración. Primer tema: el del comercio de los jamones gallegos, al que he dedicado una breve historia. Segundo tema: el de la Bolsa. Lo más chocante, ambos combinados: ¿Ourense, Bolsa del Jamón?.

La Bolsa es un mercado especial, organizado, en el que se compran y se venden determinado tipo de propiedades, los llamados activos financieros o valores; por ejemplo, acciones de Inditex. Comprar una acción de Inditex significa convertirse en propietario de una parte de la empresa industrial gallega más importante. Como el número total de acciones en el que se halla dividido su capital asciende a 623’3 millones, ser propietario de una acción supone ... muy poco. El valor actual de una acción de Inditex ronda los 60 euros; si sube a 70 poseemos algo que vale 10 euros más que antes. La empresa ha obtenido beneficios en 2010 y ha repartido una parte de ellos a sus accionistas, 1’6 euros por acción. Si tuviésemos 1.000 acciones, Inditex nos habría ingresado en la cuenta bancaria 1.600 euros. Su fundador, Amancio Ortega, con más del 59 % de las acciones, ingresará este año por dividendos ... en torno a 590 millones.

Así de simple y ... así de complicado porque hay muchas Bolsas en el mundo, muchos activos financieros de distinta naturaleza que se compran y se venden en Bolsa, y muchos factores que afectan al valor de las acciones. No es fácil entender, sin esfuerzo, eso de que la Bolsa sube y baja, o lo de que el Ibex 35 o el Dow Jones ganaron o perdieron tantos puntos. Hay otros mercados organizados que se denominan a sí mismos Bolsa que no cuesta trabajo imaginar a qué se dedican. Un ejemplo: la Bolsa de Armas de Lausana (Suiza).


Otra cosa que confunde bastante es su propio nombre: ¿por qué se llama Bolsa?. Bueno, pensemos, y ... ¿por qué los bancos se llaman así, que suena a sitio para sentarse?;  ¿o por qué el mercado de pescado se llama Lonja?. Son nombres heredados. Lonja proviene de una palabra de los francos que significaba sala o habitación. Banco de que los cambistas –antecesores de los banqueros- se instalaban en las ferias para hacer sus operaciones usando una especie de banco como mostrador.

Y Bolsa ... no se sabe muy bien, pero tiene que ver con un local de negocios de Brujas –en los Países Bajos- que usaba como símbolo las típicas bolsas en las que se llevaba el dinero. Justamente las que exigían bandidos y maleantes cuando soltaban lo de ¡La bolsa, la vida o ... la tripa rompida!.

Cameron, R. (1990), Historia económica mundial, Alianza Editorial.
Como se ve, la Bolsa se define como mercado organizado o regulado, bien fuese de mercancías o bien de instrumentos financieros; y las mercancías “no se intercambiaban en el acto; eran meras muestras que se inspeccionaban para ver la calidad. Después se hacían los pedidos y los bienes se mandaban desde los almacenes.” El progreso que en el comercio y las finanzas experimentaron los Países Bajos en los siglos XVI y XVII condujo a la construcción de un gran edificio para albergar las operaciones bursátiles, y nació así la primera Bolsa de Valores del mundo, inaugurada en 1602 en Amsterdam.

Bolsa de Valores de Amsterdam (1653) por Emanuel de Witte

Familiarizados con el vértigo de las Bolsas de Valores actuales, con los informativos dándonos la tabarra cada día, nos suena raro que hace 50 años los expertos económicos oficiales de Ourense se refiriesen a que en una pequeña capital provincial existía una Bolsa del Jamón.

Y sin embargo, mirándolo bien, algo de razón tenían. Aunque a mediados del siglo XX fuese un uso exagerado del concepto de Bolsa, podemos concederles una parte de razón porque querían resaltar algo inusual: se referían a un mercado organizado en el que una serie de comerciantes importantes se reunían periódicamente para cerrar contratos y acordar fechas, cantidades y precios de entregas futuras de un producto que no hacía acto de presencia.

Todo, eso sí, muy humilde e informal si lo comparamos con otras Bolsas de mercancías o de valores, mucho más sofisticadas, por supuesto. Porque los que participaban en la Bolsa del Jamón de Ourense se reunían dos veces al mes, negociaban con un único producto, y carecían de edificio propio para realizar sus operaciones. El lugar de reunión era ... una cafetería, el Café Roma, en el hotel del mismo nombre.


Nada que ver, por supuesto, con el Palacio de la Bolsa de Madrid, pero es que tampoco se necesitaba tanto edificio. Cuando en 1960, tras 75 años de actividad, una crónica periodística recogía con tristeza el cierre del Café Roma, se recordaba que “periódicamente, también se reunían en él, los días de feria, los más potentes almacenistas de jamones de la provincia –de Dacón, Maside, Carballino, Allariz- para concertar grandes y pequeñas operaciones para los mercados de Madrid, Barcelona y otras ciudades”.

1960

El origen de nuestra Bolsa era resumido en una entrevista de 1956 –reproducida más abajo- por uno de los comerciantes destacados del sector, Tomás López Castro, hijo del recién fallecido Tomás López-Valeiras Cartucho, de Dacón.

En la entrevista se señala que todos los días 7 y 17, días de feria en Ourense, los comerciantes mayoristas de jamones se reúnen en el Café Roma y que “las transacciones que se realizan a costa de este exquisito producto alcanzan, muchas veces, cifras que de ser publicadas posiblemente asombrarían a más de uno”.

Luego el periodista pregunta: “¿Por qué se ha centralizado en el Hotel Roma esta que pudiéramos llamar la Bolsa del jamón?”, y responde Tomás López: “La contratación de las partidas se hacía antes al pie de la mercancía y se rubricaba con un solemne apretón de manos. Nunca se hizo un simple papel de compromiso. Desde poco después de nuestra Guerra [1936-39] todos los vendedores coincidían aquí para solucionar sus asuntos los días 7 y 17 de cada mes. Se impuso la costumbre de reunirse con los almacenistas forasteros en el Hotel Roma y allí se realizan las operaciones.

No es de extrañar, en mi opinión, que expertos, periodistas y comerciantes viesen en este mercado con un toque informal pero organizado algo que merecía el nombre de Bolsa. En aquellas décadas posteriores a la Guerra Civil, las operaciones mercantiles de todo tipo de productos agrarios, desde ganado a cereales y vinos, seguían el modelo tradicional de las ferias y mercados, de los contactos personales, de las operaciones a pequeña escala, de la mercancía a la vista del comprador; y muchas de ellas bajo un estricto control gubernamental sobre precios, calendarios, márgenes comerciales, cupos, etc.

Eso de que se negociase sin la mercancía presente, al revés de lo que sucedía en las ferias, y de que fuesen unos pocos los que lo hacían y en privado, antes o después del café; que las operaciones alcanzasen volúmenes considerables, en términos relativos, luego reflejados en los cargos y abonos de las cuentas bancarias; que de los tratos cerrados surgiesen precios de referencia para toda una región. Todas estas características resultaban llamativas en una pequeña ciudad de 39.000 habitantes como era Ourense en 1950. Amsterdam, que como he dicho antes fue sede de la primera Bolsa de Valores, tenía ya en 1675 nada menos que 200.000.

Para concluir, reproduzco la entrevista citada en la que se comentan aspectos interesantes sobre el comercio tradicional de los jamones gallegos. No estaría mal que los japoneses, tan aficionados, volviesen a adquirirlos.


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