23 de enero de 2014

AgroLance. Perdones de Ribadeneyra y fomento del vino

1620


Resta para fin deste capitulo, tratar una cosa que se usa mucho, y de su grande antiguedad, que es el beber despues de alçados los manteles de la mesa, que en el Reyno de Galicia llaman los perdones de Ribadeneyra. Y es, que dizen, que un Cavallero deste apellido, viendo que los Gallegos eran descuydados, y remissos en dar gracias à Dios despues de comer, y de cenar, alcançó de un Sumo Pontifice, que qualquiera que despues de dadas gracias bebiesse, ganasse cien dias de perdon. Natal Comite dize, que esto es cosa antiquissima, y que en tiempos de la Gentilidad, se bebia alçadas las mesas, à honra de el buen demonio, que era el Dios Baco, como dandole gracias, por aver inventado el vino; assi lo dixo Aristofanes.

Baltasar de Vitoria (1620), Teatro de los dioses de la gentilidad (Primera Parte), Salamanca. En el Capítulo XXVII, De las fiestas de Baco, y de los árboles à él consagrados.

14 de enero de 2014

La cortísima vida de una fábrica de coñac



Siguiendo la pista a las Bodegas Bandeira fui a parar a otra empresa también establecida en Vigo pero de la que tan sólo conocía el nombre y dos de sus marcas, registradas en 1897: ron La Cubanita y coñac Tamarez.



Por un anuncio de prensa fechado en 1898 me enteré de que disponía de un segundo centro de operaciones en la localidad manchega de Miguelturra, pegada a Ciudad Real.


Y por otro anuncio comprobé que la destilería de Fonseca, Pinto & Cía había tenido una vida muy corta, hasta tal punto que ya en febrero de 1901 sacaban a subasta cubas, toneles, alambiques, caldera de vapor, etc, ‘todo casi nuevo’. El anuncio fue publicado en un diario de Jerez de la Frontera, El Guadalete.


La inauguración de sus instalaciones casi cuatro años antes había merecido varios reportajes. Uno de ellos llevaba por título ‘Una fábrica de cognac en Vigo’, abril de 1897.

(...) La fábrica de los Sres. Fonseca, Pinto y Compañía hállase situada a dos kilómetros de Vigo, en la bonita playa de Guixar; tiene una excelente orientación, ocupa un área de 2.467 metros cuadrados y dispone de la maquinaria y aparatos siguientes: una máquina de vapor inexplosible, sistema Field; un aparato destilador modelo francés, capaz de producir de 15 a 20 hectólitros por día y de 4 bocoyes de cabida; una máquina de vapor de fuerza motriz de 10 caballos, construida por la notable casa que lleva el nombre de Plenty-Son Limited; de otra máquina para distribuir el alcohol y el agua, pudiendo desarrollar un trabajo normal por hora de 8.000 litros; de una bomba para elevar el Cognac obtenido a 28 magníficos depósitos-cubas de 42 hectólitros de capacidad y uno de 85 hectólitros, unidos todos ellos entre sí por medio de tubos; la bomba eleva por hora unos 70 hectólitros de dicha bebida; aparatos para limpiar cubas y botellas, para encorchar, llenar botellas y ponerles las cápsulas; y por último cuenta además con 5 grandes filtros para clarificar el Cognac, operación que se efectúa haciéndole pasar en forma de lluvia por una copa de finísima pasta de papel blanco colocada entre dos tiras de franela.

Para el reconocimiento minucioso y concienzudo de los vinos que emplea en la elaboración del Cognac, cuenta la fábrica con un bien montado gabinete de análisis físico-químico; pues los Sres. Fonseca, Pinto y Compañía no omiten gasto ni sacrificio alguno en pro de que su Cognac tenga el mayor grado de pureza y de que su elaboración sea, como realmente será, de lo más perfecto que se conoce.

Además de Cognac, la fábrica en cuestión elabora Vermout, Bitter, Roms y Licores.

Tiene, como especialidad de sus productos, el rom La Burbante que es por el estilo de La Negrita, pero con sabor más agradable y más natural, y el Cognac Tres Estrellas que puede competir muy bien con las acreditadas marcas de Martell y Hennessey. Respecto a precio resulta más bajo que el de estas marcas; circunstancia que favorece al público y que éste debe tener muy en cuenta, toda vez que hoy no puede beberse buen Cognac del extranjero al precio que se expende en atención a que los gastos por botella ascienden a 2 pesetas proximamente.

A la entrada del edificio construido al efecto para instalar tan importante industria, encuéntranse dos grandes almacenes que contienen los depósitos de los cognacs ya fabricados y de los vinos para la elaboración. Hay en estos almacenes 3 grandes conos con una capacidad de 130.000 litros.

Todas las máquinas son de lo más moderno, siendo la única, en la actualidad, que tiene los perfeccionamientos que esta. La fábrica cuenta con un personal muy limitado debido a las máquinas que tiene; y los aparatos que posee permiten que los trabajadores puedan con la mayor facilidad trabajar en ellos.

La dirección técnica de los trabajos están a cargo de Mr. Casimir Dignan, inteligente profesor francés; y es gerente de la Casa Fonseca, Pinto y Compañía, el Sr. D. Julio Barbosa, persona no tan solo ilustrada, sino también de trato afable y distinguido y digno por estas circunstancias de aprecio de cuantos se honran con su amistad.

Bueno, ya disponemos de varias piezas del rompecabezas. Pero faltan otras varias, y bien importantes, para reconstruir esta historia. La pieza esencial: ¿quiénes eran Fonseca, Pinto y demás socios de la compañía?. No encontraba manera de dar con los personajes hasta que buceé en las páginas del Registro Mercantil –una gentileza de mi estimado colega Jesús Giráldez- y... por fin, ¡pleno al 15!. La intuición que tenía de que eran portugueses quedó confirmada. Fonseca, Pinto, Barbosa, apellidos frecuentes en Portugal.

La compañía había sido constituida por Agostinho da Fonseca Menéres y por Ernesto José de Carbalho en enero de 1895, con un capital social de 150.000 pesetas. El primero en representación de la casa Menéres & Cía, y el segundo en representación de la firma A. Pinto dos Santos Junior & Cía, ambas con sede en Oporto y ambas dedicadas a la elaboración y venta de vinhos do Porto, entre otros negocios.




En la última imagen –un ‘espelho de damas’- comprobamos que la empresa de Antonio Pinto dos Santos fue fundada en 1872. En los años 1950 pasó a manos de Barros Almeida & Cía. Y ésta, a su vez, fue adquirida por la firma Sogevinus en 2006, firma controlada desde 1999 por... ni más ni menos que Caixanova, la caja de ahorros viguesa. Después de un siglo, Pinto dos Santos volvió a Vigo. Y Dios sabe a dónde irá a parar, tal como está NCG.

1920s
Más enjundia tiene la historia de Menéres. La firma Clemente Menéres & Cía había sido fundada por Clemente Joaquim da Fonseca Guimarães Menéres (1843-1916), natural de Vila da Feira –30 kms al sur de Oporto-. Con 15 años emigró a Rio de Janeiro, donde trabajó en la casa de comercio de un tío suyo. Tras su retorno a Portugal emprendió negocios comerciales junto a otro socio, viajó por Europa y en 1874 constituyó C. Menéres & Cía, con sede e instalaciones en Oporto, pionera en la transformación del corcho y en las conservas herméticas, y asimismo dedicada a la elaboración y comercialización de vino, aceite y frutas.

Su primera fábrica de tapones y planchas de corcho se hallaba en Oporto, en terrenos del antiguo convento de Monchique, y la de conservas –llamada Companhia Luso-Brasileira- en la cercana Rúa da Restauração. Para abastecerse de materia prima adquirió alcornocales en Trás-os-Montes, y al mismo tiempo estableció en Mirandela una nueva fábrica corchera. En 1876 instala, con dos socios –Santos y Cirne-, una sucursal en Espinho de su negocio de conservas. De modo que la Luso-Brasileira es considerada la primera conservera moderna del norte de Portugal. Tras un incendio, la fábrica de Espinho pasó a manos de Brandão, Gomes & Cª, en 1894.

Em 1876 foi construída na zona sul de Espinho pela Sociedade Santos Cirne & Cª uma fábrica de conservas de peixe e sal, sucursal de uma empresa sedeada no Porto, que empregava 120 mulheres. Em 1894 os irmãos Alexandre e Henrique Brandão e Augusto Gomes e José Gomes adquiriram o terreno e a fábrica, entretanto destruída por um incêndio, depois de terem constituído uma sociedade (...)” [Gonçalves de Castro, Carla (2005), Morfologia Urbana Espinhense (1863-1913), Tese Mestrado, Universidade do Porto, pág. 56]

c.1910
Agostinho, uno de los hijos de Clemente, precisamente aquel que en representación de la firma Menéres & Cia había fundado la destilería de Vigo, fue también promotor de otra empresa conservera, establecida en Ovar a principios de siglo, de nombre 'A Varina' [La Pescantina]


c.1903

Estamos, en definitiva, ante una dinastía empresarial del norte de Portugal que, con notable precocidad, dio impulso a la industria transformadora de productos casi emblemáticos de nuestro país vecino: corcho, conservas de pescado y vinos.

¿Y cómo he llegado a saber todas estas cosas de Menéres? Pues por un exhaustivo trabajo de Jorge Fernandes Alves titulado “De pedras fez terra. Um caso de empreendedorismo e investimento agrícola no Nordeste Transmontano (Clemente Meneres)”, que puede descargarse aquí.

De modo que ya hemos conseguido acoplar otro par de piezas al rompecabezas, pero todavía está incompleto. Nos faltan la razones del inicio y las causas del final. ¿Por qué dos firmas portuguesas instalan en Vigo una destilería de coñac y otros licores?; ¿por qué no lo hicieron en su propio país, en Oporto, por ejemplo?. Y... ¿por qué esa muerte súbita de Fonseca, Pinto & Cía?.

La explicación del nacimiento de una destilería de bebidas alcohólicas en la España de 1895 es bien sencilla: en 1892 el gobierno elevó considerablemente los derechos aduaneros a los alcoholes extranjeros, concediendo así una ventaja notable a los fabricantes nacionales de champán o coñac frente a los hasta entonces imbatibles made in France. La industria licorera experimentó un pequeño boom, tal como nos ha mostrado Juan Pan Montojo en un trabajo de 2001, Industrialización y vitivinicultura en España, 1760-1900: una visión de conjunto.

La aparición de una industria vinícola estuvo acompañada por la diversificación de sus productos, favorecida por el nuevo arancel que entró en vigor en 1892 y que prácticamente excluyó a los minoritarios pero valiosos vinos franceses, a los champanes y a los cognacs del mercado interior. Industriales de la Rioja y de otros puntos empezaron a lanzar vinos al mercado que sustituían a los primeros, al tiempo que nacía la primera industria del cava en Cataluña y que en la comarca gaditana se empezaba a embotellar el jerez, aunque a la altura de 1907 la nueva fórmula sólo suponía el 4 % de las exportaciones. La exclusión arancelaria de los alcoholes extranjeros y la caída de los precios del vino, llevaron a muchas grandes bodegas a retomar la destilación de vinos, que sirvió de base a una expansiva industria licorera (brandys, anises, ponches...) muy a menudo vinculada a las propias bodegas.” [Pan Montojo 2001, pág. 13]

Tanto la disminución de las importaciones de champán como el despegue de las ventas de cava catalán al amparo de la protección arancelaria quedan perfectamente reflejados en el siguiente gráfico, elaborado por Francesc Valls Junyent y procedente de su artículo Compitiendo con el champagne. La industria española de los vinos espumosos antes de la Guerra Civil (2007).

Valls Junyent (2007, pág. 55)

Como puede verse en el gráfico, los bajos o nulos derechos arancelarios vigentes entre 1878 y 1892 se correspondieron con el aumento de las importaciones y las escasísimas ventas de Codorniu, la firma champanera más importante del período. Una vez fijado el arancel en 1,5 pesetas por litro y luego en 2 pesetas, Codorniu llegó a lograr lo antes impensable, a igualar las ventas de sus competidores extranjeros.

Con el coñac debió de haber sucedido algo parecido. El clásico proceso de ‘sustitución de importaciones’. Imagino, entonces, que en Portugal no se tomaron medidas proteccionistas del mismo calado y que las firmas Menéres y Pinto dos Santos decidieron aprovechar la situación y fabricar en territorio español. Una lógica que sólo tendría sentido si su propósito fuese vender dentro de España. Me suena raro. Habría que pesquisar en los archivos para obtener la respuesta.

Tampoco tengo claro cuáles fueron las causas del infarto que llevó a la tumba a la destilería viguesa. Pudo haber sido un error de cálculo, que una cuantiosa inversión no hubiese generado los retornos esperados y decidiesen echar el cierre. Pero si el propósito de los portugueses era hacer dinero colocando coñac y licores en el mercado español, me da la impresión de que no lo iban a tener fácil. Fonseca, Pinto & Cía se enfrentaban a respetables competidores. Desde la malagueña Jiménez y Lamothe –luego Bodegas Larios-, a la que suele atribuirse la condición de pionera española en la fabricación de coñac –Brandy 1866-, hasta la veterana jerezana Pedro Domecq.

1894

c.1900
En un comunicado enviado a la prensa en 1892, que reproduzco al final, Jiménez y Lamothe explicaban cómo se habían introducido en la fabricación de coñac. Y podemos comprobar que Fonseca y Pinto repitieron el modelo de los malagueños y al igual que éstos establecieron ‘sucursal’ en La Mancha, una importante comarca vitícola, para abastecerse de los vinos destinados a la destilación. Los portugueses en Miguelturra, próxima a Ciudad Real. Los malagueños en Manzanares, 60 kilómetros al este, por la misma razón, donde establecieron su segunda destilería.

Queda, pues, el rompecabezas pendiente de resolución. Sigo preguntándome qué pasó por la cabeza de los Menéres y los Pinto dos Santos para decidirse a montar en Vigo una fábrica de coñac. Desde el principio me sonó a exótico. La suya fue una de tantas historias de empresas que mueren al poco de nacer.

COMUNICADO DE LA EMPRESA JIMÉNEZ & LAMOTHE (Málaga), publicado en un diario gallego en 1893  

Muy Sr. nuestro: el rápido desarrollo que ha adquirido en España el consumo de nuestros Cognacs conocidos con ventaja bajo la denominación de Old Brandy, ha dado lugar a marcadas reticencias de algunos de nuestros competidores, sobre todo cuando se ocupan del grado de vejez de las calidades superiores que tenemos a la venta. Tan extraña conducta nos obliga a molestar la atención del público en general, y de V. especialmente, con el fin de informarle sobre el origen de nuestras grandes existencias de Cognac viejo, así como de las razones que nos movieron a montar nuestras destilerías, únicas en su clase hasta hoy en España. (...)

Hacia el año 1878 se estableció en la región más rica en vinos y más fértil de la Mancha una destilería dirigida por operarios franceses, que empezaron a producir el aguardiente de vino puro al estilo de Cognac, siendo de admitir que esta destilación se obtenía por cuenta de una importante Casa de la Charente, que trataba de conseguir, con los aromáticos vinos de aquella región, una producción bastante a contrarrestar las enormes bajas y los crecientes estragos que a la sazón venía causando la filoxera en aquel Departamento francés.

La casa aludida suspendió al poco tiempo su marcha industrial, por fallecimiento de uno de sus socios, y parte de las existencias destiladas quedaron depositadas en el centro productor, hasta que en 1886 fueron ofrecidas en venta a nuestra Casa Sucursal en Manzanares. En los años transcurridos desde su destilación, adquirieron estos aguardientes tal finura y desarrollo tan perfecto que, según opinión de los catadores más renombrados del mismo Cognac, podían igualar, sino excedían, en suavidad y aroma a los que, en mejores tiempos, producía la Charente.

Dedicados desde muy jóvenes al cultivo y cría de vinos y aguardientes, no pudo sernos indiferente un dictamen tan lisonjero; y guiados por nuestro entusiasmo, compramos a mucha costa la total existencia referida, y nos trasladamos a Cognac, donde pasamos largas temporadas estudiando detenidamente la industria extractora del licor que lleva aquel nombre, con la esperanza de implantar en nuestra España este nuevo elemento de riqueza.

Cuando ya contamos con bastantes conocimientos en la materia, comenzamos una larga serie de ensayos prácticos en gran escala, adquiriendo para ellos un alambique de 10 hectolitros de cabida del perfecto sistema charentais, construido por el célebre ingeniero de Cognac Mr. Maresté, con cuyo aparato hemos obtenido desde hace tiempo finísimos productos que, en unión de la gran existencia que teníamos comprada con anterioridad, han venido a formar el considerable stock de Cognac añejo que ofrecemos con orgullo a nuestra clientela (...)

En vista del éxito conseguido por nuestros experimentos y del ancho campo que el fomento de esta industria nos ofrecía, no omitimos sacrificio alguno y nos decidimos a construir las dos grandes Destilerías modelo que poseemos en Málaga y Manzanares, las cuales, por la perfecta precisión de sus aparatos, nos permiten ofrecer al mercado, sobre las existencias añejas con que ya contábamos, según hemos dicho anteriormente, una producción diaria de 100 hectólitros de aguardiente puro de vino elaborado por el sistema Charentais, o sea, a estilo de Cognac, cuya calidad compite ventajosamente, no ya con los productos similares del país, sino con las más afamadas marcas francesas, desterradas hoy del consumo en España, merced a la diferencia de nuestros precios y a la notable pureza de nuestros caldos. (...)

Jiménez & Lamothe, Málaga y julio de 1892.